Enrique Piñeyro, el hombre que decidió volar contra el sistema
5 septiembre, 2025
Enrique Piñeyro no solo es actor, director, piloto y médico. También es una de las figuras más comprometidas con las causas humanitarias en el Mediterráneo, donde rescata refugiados con un barco propio financiado por él mismo y su esposa. En diálogo con el programa “Hola Chiche”, Piñeyro volvió a dejar en claro que su activismo no es una pose, sino una respuesta concreta a un mundo que, según él, “tolera la deshumanización”.
Durante la entrevista, Piñeyro relató las operaciones de búsqueda y rescate que realiza con su barco de 70 metros, que mantiene operativo con fondos propios: “La fundación que tenemos se llama Solidaire, no aceptamos donaciones ni públicas ni privadas”. En un sistema capitalista que permite acumular sin límites, Piñeyro decidió usar los “chiches de lujo del capitalismo” —como define a su avión y barco— para salvar vidas.
Cada operativo implica una logística compleja: “Necesitas unas 46 personas entre tripulación de rescate y marítima”, explicó. Con el tono crudo que lo caracteriza, denunció que “Italia le está dando mucha plata a Libia para que corte eso”, y aseguró que hay connivencia entre gobiernos europeos y redes de tráfico de personas: “Lo más probable es que no los vean nunca más, porque Libia es tierra de nadie”.
El escenario que describió es desolador: enfrentamientos con milicias armadas, indiferencia internacional y bloqueos para entregar ayuda humanitaria. “Tenemos un cargamento listo para llevar a Gaza lleno de alimentos —son como 40 toneladas— y no lo podemos entregar porque está cerrado el paso de ayuda humanitaria”, denunció.
Piñeyro también habló de su obra de teatro, “Volar es humano, aterrizar es divino”, que regresa al Teatro Coliseo a partir de octubre con una versión 2025, actualizada año a año: “La cambiamos bastante, hay cositas que quedan siempre fijas, pero son pocas. Vamos actualizando según lo que dicen los políticos, porque ellos te escriben medio guión, de onda, no te cobran”.
Sobre su motivación para enfrentar un sistema que considera absurdo, fue contundente: “Me parece ridículo seguir comprando más autos, más aviones. Bill Gates tiene una casa con 64 dormitorios, y nadie tiene 64 amigos para que se queden a dormir”.
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