Atilio Álvarez y las colectas millonarias para niños: “El dinero es del chico, no de los padres”
5 septiembre, 2025
Atilio Álvarez, histórico defensor de menores e incapaces, participó del programa “Hola Chiche” para dar su mirada legal y ética sobre las colectas públicas destinadas a tratamientos médicos para niños. La conversación giró en torno a un reciente caso televisivo en el que se recaudaron 208 millones de pesos para un niño con parálisis cerebral.
“El dinero es del chico”, subrayó Álvarez, y explicó que cuando se realiza una colecta con nombre y apellido, debe garantizarse que ese dinero se utilice exclusivamente para el fin que fue donado. “Si no, es una defraudación al chico que usan y a la gente que dona”, advirtió.
El abogado hizo referencia a antecedentes donde los fondos fueron mal utilizados, incluyendo un escándalo ocurrido años atrás en Córdoba. “No quiero dar el nombre porque es una familia tradicional, pero la plata terminó en una whiskería de Carlos Paz”, relató.
Según Álvarez, el procedimiento ideal sería que quien organiza la colecta —ya sea una persona, una ONG o un medio— dé aviso al juez o defensor de menores de la jurisdicción correspondiente. Incluso, recomendó que el dinero “vaya directamente a la cuenta del lugar donde se realizará el tratamiento”, para evitar malos manejos y garantizar transparencia.
Consultado por el equipo del programa sobre cómo actuar ante montos tan grandes (en este caso, alrededor de 150 mil dólares), explicó que debe abrirse una actuación judicial para que un asesor controle los fondos y su uso. “No es que se lo queda el juez ni nadie, simplemente se controla que el dinero se use para el fin indicado”, aclaró.
Álvarez remarcó que, aunque el tratamiento cueste solo una parte del total (30 mil dólares, según se dijo en el programa), el resto debería resguardarse legalmente, invertirse con cuidado, e incluso destinarse a mejoras que beneficien directamente al niño, como adecuaciones en el hogar. “Esto le cambia la vida al niño, no se puede dejar el dinero dando vueltas para que venga cualquiera y se lo lleve”, insistió.
En su cierre, dejó una reflexión contundente: “No estamos hablando de una limosna. Es un montón de dinero, y estas familias, muchas veces vulnerables, no tienen experiencia en administrarlo. Por eso hay que acompañarlas, no desconfiar, pero sí proteger al niño”.
Con su habitual tono firme y didáctico, Álvarez dejó en claro que la solidaridad necesita estructura y control para ser verdaderamente justa.