Caso Julieta Prandi: la querella pide 50 años de prisión para su expareja
8 agosto, 2025
En un juicio que ha mantenido la atención pública durante semanas, el abogado de Julieta Prandi, Javier Baños,dijo en el programa Hola Chiche, solicitó 50 años de cárcel para el acusado de someter a la modelo a abuso y violencia psicológica durante años. La cifra duplica ampliamente los 20 años de condena que había pedido la fiscalía, y según explicó la querella, responde tanto a la gravedad de los hechos como a una estrategia legal para evitar que una eventual apelación reduzca la pena de manera significativa.
La acusación describe un panorama de control total y manipulación psicológica: la víctima habría sido aislada de su entorno, privada de ver a familiares y amigos, y despojada del manejo de su propio dinero. Los investigadores señalan que el acusado retenía documentos personales, controlaba sus desplazamientos y hasta habría destruido el contenido de su teléfono celular, impidiéndole así mantener su actividad laboral y cualquier contacto externo.
De acuerdo con la querella, este patrón de comportamiento se sostuvo durante años y está respaldado por pericias psicológicas y psiquiátricas que confirman el daño sufrido por Prandi, además de trece testimonios clave que corroboran su relato. El abogado Baños remarcó que la versión de los hechos se ha mantenido inalterable a lo largo de cinco años de proceso, sin contradicciones relevantes, y que no existe indicio alguno de falsedad en las declaraciones de la denunciante.
Uno de los momentos más determinantes del caso se produjo cuando Prandi decidió abandonar el hogar que compartía con el acusado. Según el expediente, se fue con lo puesto, tras un episodio que habría representado la culminación de años de control y hostigamiento. Desde entonces, inició un proceso de reconstrucción personal junto a sus hijos, aunque asegura que aún teme por su integridad física y la de su familia, debido al “entorno oscuro” que rodea al imputado.
La defensa, por su parte, ha intentado desacreditar las pruebas, aunque sin presentar evaluaciones periciales propias que contradigan las oficiales. El tribunal deberá ahora analizar la contundencia de la evidencia presentada por ambas partes.
La sentencia está prevista para el próximo miércoles y podría convertirse en un fallo ejemplar dentro de los casos de violencia de género en el país. Para la querella, las pruebas son irrefutables; para la víctima, el veredicto será un paso decisivo hacia el cierre de una etapa marcada por el miedo y el sometimiento.