¿Dónde va la gente cuando la despiden?

Alejandro Di Biasi advirtió que la Argentina atraviesa una crisis laboral, en donde los despidos ya no vienen acompañados de indemnizaciones que permitan reinventarse, y planteó la pregunta central: ¿qué hace el Estado con quienes quedan fuera del sistema?

“En los años 90, el contexto era otro las privatizaciones ofrecían indemnizaciones significativas que, aunque implicaban vender las joyas de la abuela, permitían a muchos trabajadores abrir pequeños negocios: parripollos, videoclubs, canchas de pádel. El Estado no se preguntaba qué sucedía con esas familias porque había un respaldo económico que amortiguaba el golpe”, explicó Di Biasi.

Hoy la realidad es distinta. Los despidos se producen sin indemnizaciones millonarias, y los trabajadores quedan librados a su suerte: “Acá te despiden y no te dan nada”, denunció Di Biasi, y planteó la necesidad de discutir qué modelo de país se quiere construir: “La mayoría termina en empleos precarizados, cargando con el resentimiento de no poder cumplir objetivos”.

Ese resentimiento es el que genera fracturas sociales: “Un tipo de 50 años que lo dejás fuera del sistema, ¿qué decisión puede tomar?”, se pregunta. En los 90, los piquetes nacieron como respuesta al hambre. Hoy, la exclusión laboral sigue siendo el caldo de cultivo de tensiones que no se pueden ignorar.

Di Biasi es claro: no vincula pobreza con delincuencia, pero sí señala que el resentimiento social es una bomba de tiempo. Por eso insiste en que el Estado debe mirar lo que pasa en la calle y cubrir a la gente. La pregunta que deja abierta es tan simple como urgente: ¿a dónde va la gente cuando la despiden?

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