Luis Alberto Quevedo analizó el reordenamiento político en Provincia de Buenos Aires
20 julio, 2025
En su paso por el programa Parte del Aire, el sociólogo Luis Alberto Quevedo analizó el escenario electoral bonaerense tras el cierre de listas, y consideró que en ambas fuerzas principales —Fuerza Patria y La Libertad Avanza— lo que se definió no fue sólo una nómina de candidatos, sino también el liderazgo.
Según Quevedo, el peronismo logró alcanzar una unidad que, semanas atrás, parecía improbable. A su juicio, eso ya representa un objetivo cumplido y, en ese marco, destacó la conformación de un “triunvirato” entre Cristina Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa, señalando que este último, aunque sin un peso electoral significativo, fue clave en las negociaciones. “Diría que Sergio Massa es un ganador de esa unidad”, afirmó.
Del lado libertario, remarcó que también se consolidó el poder, pero en forma vertical. La conducción recayó plenamente en Karina Milei y su grupo cercano, compuesto por Lule Menem, Santiago Caputo, Cristian Ritondo y Diego Santilli. Ese armado excluyó tanto a Mauricio Macri como a sectores juveniles de “las Fuerzas del cielo”, dejando en claro quién manda:
“Lo que se definió es la hegemonía total de Milei, pero en este caso de Karina Milei”.
Quevedo también anticipó que en octubre emergerá una nueva “avenida del medio” conformada por sectores heridos del radicalismo y del PRO, especialmente intendentes que no comparten la alineación total con el oficialismo libertario. Dijo que Santilli y Ritondo representan una “rendición incondicional” del PRO frente a Milei, lo que podría motivar fracturas internas.
La elección de septiembre y su triple lectura
El sociólogo planteó que las elecciones de septiembre serán clave por tres motivos: primero, porque se pondrá a prueba la fortaleza de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires; segundo, porque funcionarán como antesala de los comicios de octubre, cuando se voten diputados nacionales; y tercero, porque abrirán el juego de sucesión de Axel Kicillof, que deja la gobernación en dos años.
Además, remarcó que aunque formalmente se elijan legisladores provinciales y concejales municipales, la lectura política será inevitablemente nacional. “Es muy importante para la economía de este gobierno mostrar liderazgo en la provincia de Buenos Aires”, sostuvo.
Desencanto, abstención y la política sin calle
Uno de los ejes de la entrevista fue el creciente desapego de la ciudadanía hacia la política. Quevedo habló de una sociedad que ya no espera soluciones del sistema democrático y que opta por el retiro. “El castigo es el retiro de la votación”, advirtió, y pronosticó una abstención significativa en septiembre y probablemente mayor en octubre.
Según explicó, la falta de una narrativa de futuro, sumada al fracaso económico del gobierno nacional y a una oposición sin capacidad de seducción, ha vaciado de entusiasmo a muchos votantes. Y eso se refleja en que el armado de listas —por ejemplo, en Fuerza Patria— quedó en manos de “tres o cuatro personas”, sin participación de movimientos sociales, sindicatos ni universidades.
Frente a esto, destacó el rol territorial de los intendentes, quienes sí tienen una cercanía concreta con los problemas cotidianos de la gente. “Todos los intendentes son gente de territorio”, afirmó. Sin embargo, advirtió que si la política sólo se limita a buscar el voto, y no a acompañar a la gente, “la abstención va a ser significativa en la provincia de Buenos Aires”.
La apuesta libertaria por la seguridad y la marca
En cuanto a la estrategia del oficialismo, Quevedo resaltó que La Libertad Avanza apunta a imponer candidatos no por su trayectoria, sino por lo que representan. Un ejemplo es la candidatura de un ex comisario —totalmente desconocido— en la tercera sección electoral, un distrito clave del conurbano. La propuesta, dijo, es clara: “Soy Milei y vengo por la mano dura en una jurisdicción tan complicada como esta tercera sección electoral”.
Esta apuesta a la seguridad como eje central refleja la búsqueda de un voto “ideológico” que, según Quevedo, también se expresa en el núcleo duro del antiperonismo. Explica que para ese sector, el rechazo al peronismo pesa más que la evaluación de la gestión libertaria, y de ahí surje su fidelidad a Milei, aun con resultados económicos frágiles.